La desnudez de tu cuerpo
se revestía de flechas
que hacían blanco,
raudos y derechos,
y no te dejaban en reposo.
Lluvia mortífera que ha salido
de manos traidoras, pecadoras.
Son las flechas: lanzaderas
que os tejerán un nuevo traje.
Con hilo purpúreo, sangriento,
se tejerá el vestido de tu gloria.
De la más noble ejecutoria,
son las heridas exponentes.
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Atrevido soldado, Sebastián,
vuelto por Cristo soldado intrépido,
para vigorizar al mundo decrépito
que ya no se puede arrodillarse.
Que Dios te lleve a su reino,
para que del Cielo todo recibas;
que con Cristo emprendas nueva vida
y con Él delante siempre,
y no te dejaban en reposo.
Lluvia mortífera que ha salido
de manos traidoras, pecadoras.
Son las flechas: lanzaderas
que os tejerán un nuevo traje.
Con hilo purpúreo, sangriento,
se tejerá el vestido de tu gloria.
De la más noble ejecutoria,
son las heridas exponentes.
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Atrevido soldado, Sebastián,
vuelto por Cristo soldado intrépido,
para vigorizar al mundo decrépito
que ya no se puede arrodillarse.
Protégeme San Sebastián
y da cumplimiento a esta súplica,
que en tan desesperado momento
en tus manos dejo.
(Hacer la petición)
Que Dios te lleve a su reino,
para que del Cielo todo recibas;
que con Cristo emprendas nueva vida
y con Él delante siempre,
prepararme el camino
para cuando un día te alcance.
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