De rodillas, delante de algún altar o imagen de San Ignacio de Loyola, levantará el corazón a Dios, y se considerará presente a la Santísima Trinidad, a Cristo nuestro Señor, a María Santísima asistida de la celestial corte de innumerables Angeles y Santos, y especialmente pondrá los ojos del alma en san Ignacio, ofreciendo a Dios por medio del Santo todos sus pensamientos, palabras y obras.
Por la señal + de la Santa Cruz;
de nuestros + enemigos
líbranos, Señor + Dios nuestro.
En el nombre del Padre
y del Hijo + y del Espíritu Santo.
Gloriosísimo Padre y Patriarca San Ignacio,
Fundador de la Compañía de Jesús
y Padre mío amantísimo:
Si es para mayor gloria de Dios,
honor vuestro y provecho de mi alma
que yo consiga la gracia que os pido,
alcanzadla del Señor;
y si no, ordenad mi petición
con todos mis pensamientos,
palabras y obras a lo que fue siempre
el blasón de vuestras heroicas empresas:
A mayor gloria de Dios.
Oh Dios, que, para la mayor gloria
Oh Dios, que, para la mayor gloria
de vuestro Nombre,
habéis dado por el bienaventurado Ignacio
un nuevo socorro a vuestra Iglesia militante,
haced, que después
de haber combatido en la tierra,
siguiendo su ejemplo y bajo su protección,
merezcamos ser coronados
con él en el cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor,
y por los siglos de los siglos,
amén.
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