¡Oh buen hermano,
oh buena hermana!
Bendito seáis de Dios de vosotros,
y toda vuestra generación.
Desde aquí no puedo veros,
os echo mi bendición,
aunque indigno pecador,
Dios que os hizo y os crió
os de gracia con que os salvéis.
Amén Jesús.
La bendición de Dios Padre,
y el amor del Hijo,
la gracia del Espíritu Santo
sea siempre con vosotros
y con todos y conmigo.
Amén Jesús.
Amén Jesús.
De Jesucristo
seáis consolados y socorridos,
pues por Jesucristo
me ayudaste y socorriste
hermano y hermana mía en Jesucristo.
(De la carta tercera del Santo
a doña María de Mendoza de Sesa)
No hay comentarios