Tú, Señor, verdadero doctor y dador,
que eres Creador y Redentor,
concesor y defensor,
abogado y Juez terrible y clemente,
que das vista a la mente de los ciegos,
que posibilitas a los débiles
para hacer lo que ordenas;
que tan piadoso eres para quienes
te dirigen asiduamente sus peticiones,
y tan liberal que no permites que nadie desespere,
perdona todos mis pecados y todos mis errores,
y que tu bondad gratuita, buen Jesús,
me conduzca a esa contemplación deseable
donde ya no pueda errar.
que eres Creador y Redentor,
concesor y defensor,
abogado y Juez terrible y clemente,
que das vista a la mente de los ciegos,
que posibilitas a los débiles
para hacer lo que ordenas;
que tan piadoso eres para quienes
te dirigen asiduamente sus peticiones,
y tan liberal que no permites que nadie desespere,
perdona todos mis pecados y todos mis errores,
y que tu bondad gratuita, buen Jesús,
me conduzca a esa contemplación deseable
donde ya no pueda errar.
Tú que eres conocedor de lo que está oculto,
bien conoces en cuántas faltas he caído.
Tú conoces cuán mísera y proclive es mi debilidad,
y cuán incesantemente la aflige y presiona el enemigo.
Tú, oh Cristo Dios, batallador fortísimo
y campeón siempre victoriosísimo,
mira este combate desigual,
donde clama a la gloria de Tu divina majestad
la debilidad de los mortales.
si el espíritu violentísimo venciera a la débil carne,
y si al menos la domina,
permitiéndolo tu justo juicio,
en el tiempo de padecer,
no permitas que seamos devorados
por sus insaciables fauces.
Haz, ¡oh amador del género humano!,
que se entristezca por la alegría humana
aquel que se exulta por atacarnos.
Amén.
EN LATÍN
Tu, Dómine, verus doctor et præstítor,
qui Creátor es et Redémptor,
largítor et múnitor,
Advocátus ac Judex terríbilis et clemens,
qui cæcis méntibus donas aspéctum,
qui infírmis possíbile esse facis quod præcípis;
qui sic pius es, ut assídue rogári velis;
sic muníficus, ut néminem desperáre permíttas;
indúlge mihi peccáta ómnia, ac univérsos erróres,
et tua gratuíta bonitáte, bone Jesu,
perduc me ad illam contemplatiónem desiderábilem,
ubi jam erráre non possim.
Per quanta enim vítia corrui, tu scis,
qui occultórum es cógnitor.
Quam mísera et prona est mea fragílitas,
tu nosti, quali hoste incessánter
afflígar et premar agnóscis.
Te, Christe Deus, bellátor fortíssime
et triumphátor semper victoriosíssime,
quaerit impar certámen,
te expétit mortális infírmitas,
majestátis enim tuae glória est,
si leo rúgiens ab infírma ove superétur,
si spíritus violentíssimus
a debilíssima carne vincátur,
et si saltem íllius dominatiónem,
permitténte tuo justo judício,
ad tempus pátimur, nequáquam íllius
insatiabílibus fáucibus sorbeámur.
Fac illum, amátor hóminum,
tristem de humána lætítia,
qui de nostra offensióne exsúltat.
Amén.
Amén.
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