Dios te salve, Pedro amado,
siervo de Dios escogido,
que con tu Maestro anduviste
en traje de peregrino.
Por coger las azucenas
de un jardín muy escogido,
de doce Apóstoles santos
tú, Pedro, te has merecido
que se formase la Iglesia
para bien del Cristianismo.
Príncipe sacerdotal
de la iglesia, Pedro, has sido,
y de las puertas del Cielo
las llaves has merecido.
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Eres la fuerte columna
del templo de Dios amado;
eres el gozo y recreo
de todo el Apostolado.
La Trinidad poderosa,
confiada en tu poder,
te dió las llaves del Cielo
para que las uses bien.
A tí, Pedro, tan glorioso,
a tí clama el desvalido,
perdónale todas las culpas
por el pecado maldito.
Tus devotos, Pedro amado,
te piden con devoción
que les perdones las culpas
y les des la salvación.
Amén
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